19 mayo 2011

I feel like a chair






Me siento como una silla abandonada; siempre en un mismo lugar, observando todo lo que pasa a su alrededor sin ser partícipe de algo, tan sólo es parte del escenario. Algunos la recuerdan y otros, simplemente la ignoran.

La silla a la que me refiero; de vez en cuando es acompañada por otros muebles, en realidad no platican mucho, ya que la mayoría siempre tienen algo que hacer o de qué encargarse, así que no tienen tiempo para la silla.

A la silla, a veces le gustaría transformarse en otra cosa; algo más útil, ella sabe que aun puede ser útil si tan sólo alguien le ayudase a transformar la materia prima de la cual está hecha.
En ocasiones la silla sabe que tiene que esperar, ser paciente hasta que alguien se acuerde de ella.
A pesar de todo la silla no está triste, ella sola se cuenta historias maravillosas o aventuras en medio la nada.

La única historia que la hace sentir mal, es esa historia en donde vive un romance con el hombre de sus sueños, así le gusta llamarlo a pesar de que en realidad nunca se lo hubiera imaginado de esa manera. Un día simplemente se olvida de ella, descubre que ese hombre ha encontrado a alguien más y ella dejará de ser querida de la misma manera; no sabe muy bien como pasaron las cosas, ni quiere saberlo. Prefiere recordar los momentos bellos y tiernos que pasaron juntos, tratar de seguir su vida, observando y analizando todo lo que encuentra a su alrededor, no le gusta guardar rencores hacia la gente. Claro que hay días en donde lo extraña tanto que se pone a llorar en las noches, tarareando esas canciones que tanto le recuerdan a él, tal vez es su manera de desahogarse.

Algún día platicaré más con esa silla, tal vez le guste venir a vivir conmigo.




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